18 de Abril de 2013
El trato que Mayte recibió de la matrona del centro de salud durante todo el embarazo fue, en el mejor de los casos, impersonal y rallando el insuficiente. Pero cuando acudió a ella un día antes de la pérdida, minimizó sus quejas y dolores, atribuyéndoselos a su calidad de "madre primeriza que todo lo exagera". Todo iba bien.
Tras el Evento, la decepción, el daño que nos provocaba verla, de hecho, hizo que jamás fuéramos a su consulta en la gestación de Alicia. Ni a ella ni a ninguna otra matrona. El recuerdo de tan lamentable actuación y el propio dolor y miedo que vivíamos nos los impedía. Nos planteamos denunciar, le deseábamos el mal.
Alicia apagó muchas llamas, y secó bastantes lágrimas.
Pero aún algún día me descubro esperando alguna mala noticia de esa persona para calmar esta amargura en mi garganta.
"No-mes Veinticinco tras el Evento Catastrófico: la Matrona
La consulta a los astros y las ofrendas a oráculos eran práctica extendida ante cualquier advenimiento, fuera cual fuera su naturaleza, y por ridículos o sin sentido que parecieran los consejos de los sabios.
En este pedazo de mundo, previo al Evento, la druida de mayor reputación era Matrona de UveCañada, en el bosque Censalud.
Pero, al igual que todos los autoproclamados portadores de la verdad, erró.
Donde ella veía normalidad y miedo al cambio positivo, era el Principio del Evento quien asomaba, provocando un dolor que hubiera podido ser evitado, aunque el desenlace no hubiera variado.
Una tortura innecesaria, un sufrimiento gratuito, un exceso de orgullo de Matrona, quien aún caminaba altiva cuando todo se desmoronaba a su alrededor. Un ego inmenso, un error inmenso.
Y el Evento, que no debía preocupar a nadie, porque todo iba bien, llegó."
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